25 may 2010

He.

Podría estar contando las horas para ver a uno de los grandes.
Podría estar deseando que llegase ese ansiado momento.
Podría contemplar la entrada mientras sonrío porque sé que le tendré delante en unas horas.
Podría decir que esto es verdad.
Pero, desgraciadamente, no.
Nunca había tenido que resignarme ante algo así. Pero, bueno, supongo que no es mi momento.
Que cuando vuelva, será mucho más especial, de lo que hubiera sido mañana si ahora tuviese ese ticket en mis manos.
Tendré que conformarme con escuchar sus fantásticas versiones mientras unas personitas que superan los dieciocho años están dando botes y gritando y dejándose la voz, porque, por raro que a algunos les parezca, el jazz también se puede bailar.

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